DEBATES... ¡Mucho ruido y pocas nueces!
11 de junio del 2012
Por Benjamín H. Yáñez Campero
DEBATES...
¡Mucho ruido y pocas
nueces!
Por
definición un debate es simplemente discutir, disputar sobre algo en
particular, “del latín debattuëre”,
considerado como una técnica de la comunicación oral en la que los
participantes argumentan sobre temas en particular, en el caso de los debates
políticos, los temas están previamente acordados y consensuados con los
participantes, dirigido siempre por un moderador, disputa que no busca un ganador,
sino más bien conocer las posturas de cada uno de los participantes sobre los
temas de interés a tratar.
Según
los expertos en la materia, algunas de las reglas para salir airoso en un
debate y cumplir con el cometido de este son: escuchar al
otro antes de responder, ponerse en lugar del adversario, ser concreto y breve,
saber imponer el propio punto de vista, no subestimar al contrincante, ser
tolerante, evitar la burla y el querer imponerse a través de los gritos y/o las
descalificaciones o peor aun en los infundios y calumnias; practicar y
ejercitar la voz para que el público pueda entenderlos, observar formalidad al
hablar, acompañar la crítica siempre de una propuesta y mostrarse seguros.
Históricamente
los debates, hasta en los países democráticamente más desarrollados, salvo en
honrosas ocasiones, no han sido un punto de apoyo para modificar las
preferencias previas del electorado, por el contrario los debates consolidan
dichas preferencias. Para el caso de los indecisos los debates pueden llegar a
tener cierta influencia, ya que estos le dan la oportunidad de observar a los
candidatos sin el enfoque editorial (tendencioso) de algún medio de
comunicación en particular, uno de los pocos debates que se tiene registro que
modificaron sustancialmente una elección, fue el que realizarán en 1960 J.F.
Kennedy y Nixon en busca de la
presidencia de los Estados Unidos, en ese ejercicio trasmitido por radio y por
primera vez por televisión existieron dos lecturas; para quien solo lo oyó por
radio el ganador fue Nixon, pero para quien lo vio por televisión el ganador
indiscutible fue Kennedy, un joven con una imagen impecable, audaz, con gran
seguridad y claridad en sus propuestas, que se impuso a un Nixon adusto, desconcentrado,
físicamente agotado, desalineado, e iracundo…he aquí el peso de las imágenes y
las propuestas.
En
una promedio de preferencias efectivas previas al segundo debate presidencial, concentradas
en diez encuestas publicadas entre el 10 de mayo y el 7 de junio dadas a conocer
por ADN Político, Peña Nieto obtiene
el 41.9%, Vázquez Mota 25,3%, López Obrador 29.7% y Quadri de la Torre 3.2% de
esas preferencias. Por su parte, Consulta Mitofsky asegura que tras un estudio
realizado entre el 1º y 3 junio, el 13% de los electores podrían cambiar sus
preferencias después ver el segundo debate, -los seguidores de la panista
encabezan la lista con 24% para cambiar su preferencia, seguidos por los
priistas con 22.5% y después por los perredistas con 19.2%, al ultimo los
aliancistas con el 2.7%- el 77% restante no cambiaría su preferencia sea cual
sea el rumbo o la interpretación que se le haya dado al debate de ayer.
A
pesar de saber que el objetivo de los debates no es buscar un ganador, hoy en
día esa práctica es la más común, sobre todo cuando se trata de debates entre
aspirantes a cargos públicos; en el caso específico del que sostuvieron la y
los candidatos a la Presidencia de la República, podemos decir siendo
verdaderamente objetivos que no existe un claro ganador, no hay consensos en
los medios de comunicación, entre los mal llamados líderes de opinión, entre los seguidores de algún candidato o
candidata y mucho menos entre estos, ya que apenas terminaba el ejercicio todos
salieron corriendo a autoproclamarse ganadores, como si ese membrete fuera una
moneda de cambio la cual hicieran efectiva por votos a su favor el día de la
elección, todos sin excepción se regodearon entre sus seguidores, pero la
triste realidad es que solo sirve para alimentar sus egos, para obnubilar su
visión de la realidad en la que se
encuentran en las preferencias del electorado y desde luego como un medio
propagandístico.
El
debate en sí, fue un ejercicio bastante más productivo por así decirlo, en
referencia al primero, este claro sin edecanes
pechugonas y un poco más cuidada la producción, con reglas poco claras para
todos y con un Javier Solórzano que parecía el quinto candidato en lugar de asumir
su papel de moderador; los cuatro aspirantes visiblemente agotados, bastante
más concentrados en expresar sus deseos,
perdón sus propuestas, sin explicarnos como las van a implementar.
Un
López Obrador abotagado, que por más que lo intento perdió un tercio de su
tiempo en tratar de hilar palabras para que parecieran ideas y en controlar sus
demonios internos y su verdadera e iracunda personalidad ante los constantes
señalamientos de Vázquez Mota, que hasta podía sonreír ya en esta
oportunidad apareció sin botox y que no solo arremetió contra el
tabasqueño, sino también contra Quadri y desde luego que contra su punching bag preferido, el mexiquense
Peña Nieto, que en esta oportunidad se presento con una deslumbrante corbata
verde, por aquello de las alianzas, y que se concreto a seguir el guión que le
trazaron sus asesores y a repetir como tarabilla
el contenido de sus spots televisivos sin imprimirle sentimientos o
personalidad alguna, por su parte Quadri que parecía modelo de shampoo para rizos bien definidos, se la
paso lanzado preguntas y “retos” –según él- a sus contrincantes sin que ninguno
le tirara ni un lazo, me recordó a
cuando yo era más pequeño y “jugaba” con mis hermanos y vecinos mayores, yo era
como decían ellos, de chocolate.
Lo
que es de resaltar, es la participación ciudadana, no solo en las redes
sociales, obviamente a favor de su gallo
o gallina y con todo contra los adversarios, jueguito al que le entro hasta
el Presidente Calderón que desestimara las sumas y restas de López Obrador en
su cuenta personal de twitter, sin dejar de lado a todos los trolls, autónomos y a los corporativos
que le pusieron la sal y pimienta a la noche y sino pregúntenle a López Doriga
como le atizaron por su “parcialidad”. El hecho es que la ciudadanía hoy está
más y mejor informada, que fijan una postura de agrado o de rechazo
abiertamente, que se comprometen con expresar sus preferencias y que confiemos
asuman con responsabilidad y madurez democrática los resultados de la elección,
cualquiera que estos sean, le favorezcan a su candidato o les sean adversos, no
permitamos que un mal perdedor nos orille a la división, a tomar y bloquear las
calles, en democracia se pierde o se gana por un voto y como dijera Zapatero “en
la derrota se reconoce a los demócratas”.
¡Construyamos un México libre, democrático, tolerante,
incluyente y respetuoso!
El Morral
del Ciego:
Y
en cuanto a las campañas electorales en Distrito Federal, están peor que las
federales, sin mucho que escribir a casa,
son de un gris oscuro que espanta, salvo que a diferencia de las presidenciales,
acá la cuota de género es completamente inversa y no he
visto a ningún reaccionario de los derechos y equidad hacerla de tos, ni rasgarse las vestiduras porque el perredista Mancera
este bendito entre las mujeres, que por cierto al igual que Peña Nieto solo se
ha dedicado a administrar su ventaja; Beatriz Paredes propone un “bono
ambiental para zonas rurales”; la aliancista y nunca mejor dicho.Rosario Guerra propone
“construir viviendas en predios” ni modo que las construyera en el aire, como
sus aspiraciones y la señora Wallace …mmmmm…no dice ni propone nada.
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